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Escrito por SANDRA ZURDO ROBLES, domingo 23 de abril de 2017 , 14:50 hs , en AL

Bueno chic@s la Semana Cultural se acerca y una de las actividades propuestas es la estimulación del lenguaje oral en los cursos de cuarto, quinto y sexto de Primaria, para ello vamos a grabar unas cuñas publicitarias relacionadas con "Los colores" y para ir abriendo oido aquí os dejo la de vuestros compañeros Alicia, Cristian y Pablo de 5º.

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  • Rossana Hernandez el viernes 18 de julio de 2025, 03:27 hs

    Vehículos para el transporte de materiales ignífugos: lo que nadie se atreve a contar

    Vehículos para el transporte de materiales ignífugos: lo que nadie se atreve a contar.

     

    Una mirada directa, sin filtros, al corazón del riesgo logístico

    Mire usted: hay asuntos que, de tan técnicos, parecen diseñados para dormir a un diputado en plena sesión de control. Pero no. Aquí no hay lugar para cabezadas ni discursos almibarados. Lo que tenemos entre manos es una cuestión de vida o muerte, de seguridad en estado puro. Porque cuando se trata de transportar materiales ignífugos, no valen los atajos ni la chapuza. Hay que ir con los deberes hechos, el camión afinado y la normativa aprendida de memoria.

    ¿Sabe usted cuántas veces al día circulan por nuestras carreteras vehículos cargados de productos que pueden cambiar el rumbo de una ciudad entera si algo sale mal? Más de las que imagina. Y lo peor no es eso. Lo verdaderamente preocupante es la cantidad de empresas que siguen operando con una frivolidad escalofriante, como si estuvieran llevando cajas de galletas en vez de materiales peligrosos.

    La normativa: ni papel mojado ni letra pequeña

    Aquí no hay margen para interpretaciones creativas. Si va usted a mover materiales ignífugos, ha de hacerlo según lo estipulado por el ADR (Acuerdo Europeo sobre el Transporte Internacional de Mercancías Peligrosas por Carretera). No es una opción, es una obligación. Y el que no lo cumpla, que se atenga a las consecuencias. Porque si un tambor de producto químico se revienta en la autovía, la tragedia no distingue entre el que sabía y el que fingía no saber.

    Estos materiales no solo requieren etiquetado especial. Necesitan contenedores homologados, vehículos adaptados, formación específica para los conductores y un protocolo que se respete como si de un ritual se tratara. Y si esto le parece exagerado, es que no ha visto nunca cómo arde un contenedor mal sellado con peróxidos orgánicos. Un espectáculo que deja pequeña cualquier explosión cinematográfica.

    Ignifugación: blindaje obligatorio contra el desastre

    Y llegamos al meollo. Porque no basta con transportar. Hay que proteger y prevenir. Y ahí es donde entra la palabra clave: ignifugación. No se trata solo de mover cosas que resisten el fuego. Se trata de garantizar que, si el fuego aparece, no encuentre material que lo alimente.

    La ignifugación industrial es una ciencia exacta. Una disciplina que mezcla química, lógica y mucho sentido común. Cada elemento dentro del vehículo –desde el embalaje hasta el revestimiento del propio remolque– debe estar diseñado para resistir la acción del calor extremo sin colapsar. Aquí no vale con un par de mantas ignífugas y buena intención. Hace falta ingeniería.

    Pintura intumescente r60: la aliada invisible

    Si usted pensaba que la pintura solo servía para decorar, agárrese. Porque en este mundillo de fuego y logística, la pintura intumescente r60 es poco menos que un seguro de vida. ¿Qué hace? Fácil: al contacto con el calor, expande su volumen formando una capa aislante que retrasa la propagación del fuego. Así de simple, así de eficaz.

    La R60, en concreto, garantiza resistencia estructural durante 60 minutos. Y en un incendio, créame, una hora puede significar la diferencia entre evacuación y tragedia. Esta tecnología se aplica en paredes, techos, estructuras metálicas y, por supuesto, interiores de los vehículos que transportan sustancias combustibles.

    Una empresa seria no escatima en esto. Pintar un remolque con intumescente R60 no es un capricho técnico; es un gesto de responsabilidad.

    El blog de mudanzas: más que cajas y furgonetas

    Y ahora permítame una digresión que no lo es tanto. Porque en medio de este universo de transporte especializado, este blog de mudanzas ha ido abriendo un espacio que no se limita al traslado de sofás. Cada vez más, estas plataformas incluyen contenidos de valor técnico, análisis normativos y hasta comparativas de productos ignífugos.

    Quien hoy busca información sobre cómo mover productos peligrosos sin jugarse la empresa, acude no a los manuales aburridos de la administración, sino a estos blogs vivos, útiles y en constante actualización. Porque ahí está el pulso real del sector. Donde se habla claro, sin eufemismos ni tecnicismos huecos.

    Vehículos adaptados: ni todos sirven ni todos valen

    Aquí es donde la teoría se encuentra con el asfalto. Porque no todo camión vale, ni todo remolque aguanta. El vehículo ideal para transporte de materiales ignífugos debe cumplir tres principios sagrados: capacidad de contención, resistencia al fuego y maniobrabilidad en entornos de emergencia.

    Estamos hablando de chasis reforzados, sistemas de ventilación antiexplosivos, compartimentos separados y materiales de recubrimiento ignífugos. Y sí, todo esto cuesta. Pero cuesta mucho más una demanda judicial por negligencia o, peor aún, una pérdida humana.

    Capacitación del personal: la otra gran muralla

    No nos engañemos: el factor humano sigue siendo el talón de Aquiles. Puede usted tener el mejor vehículo del mundo, pero si quien lo conduce no sabe qué hacer en caso de emergencia, está usted frito (literalmente). Por eso, la formación es tan importante como la ignifugación o la pintura intumescente R60.

    Cursos homologados, simulacros, conocimiento actualizado de la normativa ADR y, sobre todo, conciencia del riesgo. Eso es lo que separa a un profesional de un aficionado con licencia.

    Responsabilidad, técnica y coraje

    En definitiva, transportar materiales ignífugos no es una operación cualquiera. Es una danza milimétrica entre tecnología, legalidad y sentido común. No es terreno para improvisadores ni para ahorradores compulsivos. Aquí, cada detalle cuenta. Desde el tipo de tornillo que sujeta una compuerta hasta el grosor de la pintura intumescente.

    Quien se toma esto en serio, invierte en seguridad. Quien no, juega a la ruleta rusa con un bidón encendido. Así de claro, así de crudo.