Empezamos a formular oraciones
Escrito por SANDRA ZURDO ROBLES, domingo 5 de febrero de 2017 , 14:24 hs , en AL

Con esta actividad comenzamos a pronunciar nuestras primeras oraciones con significado, nos ayudamos de los pictogramas de Arasaac para formular la actividad y nos ponemos manos a la obra en el cuaderno. Avanzamos pasito a paso con mucha ilusión.



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  • Rose P. el viernes 18 de julio de 2025, 03:33 hs

    Otra madrugada con sabor a hollín en la Granada que arde

    Otra madrugada con sabor a hollín en la Granada que arde.

     

    Un aviso más que huele a advertencia: el fuego no da tregua, y nosotros tampoco deberíamos

    Son las 3:17 de la madrugada y la ciudad, que a esas horas ya duerme, se ha despertado con el estruendo seco de las sirenas. No es una película ni un mal sueño: otra cocina industrial, otro incendio, otro negocio con los planes truncados entre humo y espuma de extintor. Lo que pasó esta madrugada en la calle Arabial no es una excepción, sino un síntoma.

    Los bomberos, que ya deben conocer más locales de restauración que cualquier guía gastronómica, han tenido que desplegarse otra vez por un incendio declarado en un restaurante situado en la planta baja de un edificio residencial. La escena, por desgracia, nos resulta ya familiar: columnas de humo, cristales rotos, y el olor metálico del miedo flotando por las escaleras de la finca. Sabor a hollín, sí, pero también a desidia.

    Los hechos son sencillos, y por eso mismo escalofriantes. Poco después de las tres, una llamada al 112 alertaba de un humo denso que comenzaba a trepar por las paredes del bloque. Cuando los efectivos del Parque Norte llegaron, se encontraron con una cocina convertida en infierno. Y no fue porque la carta ofreciera platos ardientes, sino porque alguien, en algún momento, dejó de prestar atención.

    Un negocio sin extintores es una cerilla encendida

    Lo que más alarma no es el fuego en sí, sino su repetición, su reincidencia, esa terca manía que tienen algunos negocios de jugar con fuego —literalmente— sin dotarse de los medios más básicos. Y ahí está la clave. ¿dónde comprar un extintor? Una pregunta tan elemental como olvidada por muchos propietarios que aún creen que lo suyo “nunca va a pasar”.

    Granada, como otras muchas ciudades, arrastra un problema que no está en los cables ni en las campanas extractoras, sino en la cultura preventiva. La mayoría de los incendios en locales de hostelería tienen origen en la cocina: aceites recalentados, grasas acumuladas, filtros sucios. Lo saben los bomberos, lo saben los técnicos, lo sabemos todos. Y, sin embargo, ahí siguen: cocinas donde no hay ni un extintor de clase F, ni un sistema automático de supresión, ni una revisión en años.

    Negligencia disfrazada de rutina

    Se podrá argumentar que no hay presupuesto, que el proveedor falló, que la inspección está en trámite. Mil excusas para una realidad tozuda: tener extintores caducados es una irresponsabilidad que sale cara. No solo en vidas o en pérdidas materiales, sino en algo tan terrenal como el bolsillo. 

    Porque sí, amigo lector, existe una multa por extintores caducados, y no es simbólica. Las sanciones por incumplimiento de la normativa de seguridad contra incendios pueden superar los 3.000 euros. ¿Vale la pena arriesgar? Por tal razón, es mejor preguntar por extintores precios e invertir en seguridad. 

    Porque no se trata solo de evitar la multa. Se trata de poder dormir por las noches sabiendo que, si algo arde, habrá al menos una mínima posibilidad de sofocarlo antes de que sea demasiado tarde. Pero esa conciencia parece escasa, como si el humo solo subiera por la escalera del vecino.

    Cuando el fuego sube, la responsabilidad baja

    Y entonces sucede lo inevitable: incendio. Un estallido en la campana, una chispa en la freidora, un fogonazo en el horno industrial... y en segundos, el humo se propaga, los sistemas eléctricos caen, los vecinos entran en pánico. No hablamos de una hipótesis: hablamos de lo que pasó esta madrugada, en Granada, y de lo que ha pasado ya decenas de veces este año.

    Mientras los bomberos combatían las llamas, los vecinos eran evacuados en pijama, a medio vestir, con la cara desencajada. Y entre los cascotes, el dueño del restaurante, derrotado, intentando explicar lo inexplicable: por qué no había sistema de detección temprana, por qué no funcionó la alarma, por qué no había extintor operativo. Preguntas sin respuesta en medio del humo.

    No es mala suerte, es falta de previsión

    Lo peor de todo esto es que no hablamos de desastres naturales, ni de atentados, ni de imprevisibles accidentes nucleares. Hablamos de incendios evitables, controlables, anunciados incluso. Porque la mayoría de estos fuegos dan señales: olor a grasa vieja, ruidos extraños en los conductos, acumulación de calor. Solo hace falta observar. Y actuar.

    Pero muchos locales funcionan como si estuvieran exentos de riesgo. No hay formación básica, no hay simulacros, no hay protocolos reales. Un local abierto al público debería tener, al menos, el mismo nivel de seguridad que un coche que pasa la ITV. Pero no. Aquí lo urgente tapa a lo importante. ¿Para qué revisar los extintores si hoy hay reservas? ¿Para qué limpiar la campana si mañana hay bautizos?

    Una ciudad que no aprende termina por quemarse entera

    Es fácil culpar al fuego. Es más difícil mirarse al espejo y aceptar que la falta de mantenimiento, la desidia y el “ya lo haré” son los verdaderos pirómanos. Granada necesita —como cualquier ciudad viva— un plan real de control, inspección y sanción que no sea papel mojado. Y necesita también que los hosteleros, los gestores de locales, los propietarios y los inquilinos entiendan que la seguridad no es un lujo: es una obligación moral y legal.

    Recomendaciones prácticas para no salir en las noticias

    • Revise sus extintores cada año.

    • Asegúrese de que son del tipo adecuado (especialmente los de clase F para cocinas).

    • Instale sistemas automáticos en campanas industriales.

    • Limpie los filtros y conductos con regularidad.

    • Forme a su personal: cómo usar un extintor puede marcar la diferencia.

    • Consulte con empresas certificadas dónde comprar un extintor homologado y ajustado a las necesidades de su actividad.

    No espere a la próxima madrugada para actuar. No espere a que su negocio huela a hollín. Porque entonces, ya será tarde. Y el fuego no negocia.



  • Angela Ramirez el miércoles 13 de agosto de 2025, 10:14 hs

    Campana extractora industrial: pieza clave en las cocinas escolares

    En el ajetreado corazón de una cocina escolar, donde los fogones trabajan sin descanso y el bullicio del servicio se mezcla con el aroma de los guisos, existe un elemento cuya presencia pasa casi inadvertida pero cuya importancia es incuestionable: la campana extractora industrial. Sin ella, el calor, los vapores y la grasa se acumularían como un invitado no deseado, afectando no solo a la higiene, sino también a la salud de quienes trabajan entre cacerolas y hornos.

    Hoy en día, la normativa sanitaria y de seguridad en centros educativos no deja lugar a improvisaciones. Las cocinas escolares, responsables de alimentar a cientos de alumnos cada día, dependen de este sistema para garantizar un ambiente seguro, limpio y ventilado. Una campana extractora industrial moderna, fabricada en acero inoxidable de alta calidad, no solo filtra y evacúa el aire, sino que también es un escudo contra riesgos de incendio y contaminantes en suspensión.

    Por qué la campana extractora industrial es vital en una cocina escolar

    La función principal de una campana extractora industrial es captar y expulsar al exterior los humos, olores y grasas generados durante la cocción. Pero en el contexto de una cocina escolar, su papel va mucho más allá. Hablamos de un equipo que mantiene el aire libre de partículas nocivas, evita la condensación excesiva y previene la acumulación de grasa en paredes y techos, factores que podrían convertirse en focos de insalubridad o peligros de incendio.

    El diseño y la colocación de la campana son determinantes. Debe situarse al menos 15 cm por encima de la superficie de cocción, garantizando que el vapor, los humos y el calor no se escapen hacia el ambiente de trabajo. Además, su capacidad de extracción debe cumplir con los caudales establecidos en la UNE 100165, asegurando así una evacuación eficiente.

    Cuando hablamos de un entorno escolar, donde la cocina es a menudo un espacio cerrado y de gran actividad, una campana industrial no es un lujo: es una inversión en salud y prevención.

    Materiales, diseño y durabilidad: el trinomio ganador

    La resistencia del acero inoxidable no es solo una cuestión estética; es una garantía de durabilidad y fácil limpieza, dos factores que en una cocina escolar se convierten en imprescindibles. Las campanas industriales modernas presentan acabados impecables incluso en zonas no visibles, lo que evita acumulaciones de suciedad en lugares de difícil acceso.

    El diseño, además, ha evolucionado para adaptarse tanto a cocinas murales como a cocinas tipo isla. Las primeras, fijadas a pared, optimizan el espacio y concentran la extracción en una zona específica. Las segundas, suspendidas del techo, permiten cubrir áreas centrales donde se ubican los fogones. En ambos casos, la elección debe responder a las características arquitectónicas del comedor escolar y a su flujo de trabajo diario.

    Un detalle que a menudo se pasa por alto es el nivel sonoro. En un entorno educativo, minimizar el ruido de extracción es clave para no interferir con la comunicación entre el equipo de cocina y para mantener un ambiente de trabajo saludable. Por eso, los modelos más avanzados integran motores silenciosos y sistemas antivibración.

    La correcta elección de campanas extractoras industriales no solo responde a una necesidad técnica, sino también a un compromiso con la salud de los alumnos y del personal.

    El papel de las campanas extractoras en la prevención de riesgos

    Uno de los mayores peligros en una cocina escolar es el incendio. La acumulación de grasa en filtros, conductos y extractores puede actuar como combustible en caso de una chispa o sobrecalentamiento. Una campana industrial equipada con filtros de acero inoxidable y sistemas de extracción potentes reduce al mínimo este riesgo, siempre que se acompañe de un plan riguroso de mantenimiento y limpieza periódica.

    Asimismo, la campana extractora contribuye a controlar la humedad y la temperatura en la cocina, evitando que el calor excesivo afecte al confort del personal o comprometa el almacenamiento de alimentos sensibles. La ventilación forzada que proporciona también ayuda a cumplir con las normativas de seguridad laboral, que exigen un ambiente de trabajo libre de contaminantes.

    En este contexto, contar con cocinas industriales bien equipadas y correctamente ventiladas es un requisito indispensable, no solo para aprobar inspecciones sanitarias, sino para garantizar el bienestar de toda la comunidad educativa.

    Consumo energético: eficiencia y responsabilidad

    Una preocupación recurrente en las cocinas escolares es el consumo eléctrico. Aunque las campanas extractoras industriales no son de los aparatos más voraces, su uso intensivo puede sumar una cantidad significativa a la factura energética. Un modelo moderno, con motores eficientes y velocidades regulables, permite ajustar el consumo a las necesidades reales de cada momento.

    En términos prácticos, una campana funcionando a plena potencia puede consumir unos 200 Wh, mientras que en su mínima velocidad el consumo ronda los 70 Wh. Esto supone un gasto reducido si se compara con otros equipos de cocina, pero su uso debe ser racional: encenderla cuando es necesario y apagarla una vez eliminados los humos y vapores.

    La tecnología actual incorpora sensores que detectan el nivel de humo o vapor y ajustan automáticamente la potencia, optimizando así el balance entre rendimiento y consumo.

    Mantenimiento: el eslabón que no se debe romper

    Un error habitual en las cocinas escolares es confiar en exceso en la robustez de la campana extractora y descuidar su mantenimiento. Limpiar los filtros regularmente, revisar los conductos de extracción y comprobar el estado del motor son tareas que prolongan la vida útil del equipo y garantizan su eficacia.

    La acumulación de grasa no solo compromete la higiene, sino que también puede aumentar el consumo energético y reducir la capacidad de extracción. Un plan de limpieza semanal de filtros y mensual de conductos es, en la práctica, la mejor póliza de seguro contra fallos y averías.

    Un elemento imprescindible para la salud y la eficiencia

    La campana extractora industrial en una cocina escolar es mucho más que un electrodoméstico: es un garante de seguridad, higiene y confort. Su elección, instalación y mantenimiento no deben dejarse al azar. En un entorno donde cada detalle cuenta para la salud de los alumnos y la calidad del servicio, invertir en una campana de alta calidad es invertir en el futuro.

    Una cocina bien ventilada no solo cumple con la normativa, sino que crea un espacio más saludable, seguro y eficiente para quienes trabajan en ella y para quienes, al final del día, disfrutan de sus platos.