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El extintor ABC: ese gran desconocido al que deberíamos hacerle más caso.
Mire usted, esto del fuego no es ninguna broma. Cuando una chispa se transforma en incendio, la diferencia entre un susto y una tragedia puede estar en algo tan sencillo como un extintor bien colocado y en condiciones. Y ahí es donde entra nuestro protagonista: el extintor de polvo ABC, ese viejo conocido de garajes, oficinas y portales de vecinos que, aunque parezca discreto, es el Messi de los apagafuegos.
Porque seamos claros: el extintor de polvo ABC no es uno más. No es el de adorno ni el que está "por si acaso". Es el campeón de los incendios domésticos, industriales y de garaje. Un todoterreno que no falla cuando empieza el lío.
Pues lleva lo que hay que llevar: un polvo químico seco, básicamente fosfato monoamónico en un 75% y otras sales que, combinadas, hacen una mezcla más efectiva que un consejo de madre. Usted lo activa, y ese polvo sale como una nube densa, pegajosa, que rompe el trío amoroso del fuego: combustible, oxígeno y calor.
No es que lo apague, es que lo humilla. Lo corta de raíz. Ese polvillo se pega como la crítica en redes sociales, asfixia la llama y la enfría. El resultado: incendio extinguido y usted como un héroe discreto.
Aquí viene uno de esos detalles que se le escapan al común de los mortales: cada cuánto se revisa un extintorno es algo que uno pueda tomarse a la ligera. Esto va en serio. Y va por fases:
Cada 3 meses: revisión visual, comprobación de precintos, accesibilidad, presión.
Cada año: revisión técnica completa, con personal especializado.
Cada 5 años: el famoso retimbrado, ese que nadie sabe qué es pero todos deberían respetar.
Y esto, repita conmigo, hasta los 20 años de vida útil, siempre que se mantenga en condiciones. No lo ignore. Que luego vienen las desgracias y las culpas.
Lo decimos sin rodeos: qué es un extintor de polvo ABC, características y usosdebería ser una lección obligatoria en la educación básica. Porque si supiéramos lo que tenemos entre manos, otro gallo cantaría.
Características:
Eficacia frente a múltiples clases de fuego: A, B y C.
Alta capacidad de interrupción química del proceso de combustión.
No conduce electricidad, por lo que es apto para fuegos eléctricos (hasta 35.000 voltios, eso sí).
Ligero, portátil y de fácil manejo.
Usos:
Clase A: fuegos de sólidos como madera, papel, tejidos.
Clase B: líquidos inflamables como gasolina, alcoholes, aceites.
Clase C: gases como propano, butano, metano.
Es decir, vale para todo menos para freír un huevo. Lo tiene usted en el coche, en casa, en la oficina, y rara vez se pregunta por qué está ahí. Pues porque puede salvarle el pellejo. Así de claro.
Vamos a poner los puntos sobre las íes. Que usar un extintor ABC no es como regar las plantas. Tiene lo suyo. Aquí van unos consejos prácticos:
Nunca lo use sobre una persona en llamas. Repito: nunca. No es espuma refrescante, puede agravar la situación.
Después de usarlo, prepárese para limpiar. Ese polvo se mete hasta en las teclas del piano.
No lo dispare sobre aparatos electrónicos delicados. Lo barato sale caro. Y ese polvo es más corrosivo que una crítica del suegro.
¿Tiene dudas? Llame a un profesional. ¿Tiene fuego? Use el extintor, pero con cabeza.
Esto no es exageración: un extintor ABC debería estar donde haya un enchufe, una cocina o una chispa de posibilidad. Lo dice la lógica y lo avala la experiencia. Repetimos: casa, coche, garaje, oficina, local comercial, trastero, comunidad de vecinos.
Eso sí, bien colocados, señalizados, visibles y, sobre todo, en regla con sus revisiones. Ya hemos dicho cada cuánto se revisa un extintor, y no hay excusa. Hay vidas que dependen de eso.
Comparado con sus primos (los de agua, CO₂ o espuma), el extintor ABC juega en otra liga:
Más versátil.
Más seguro para fuegos eléctricos.
Más económico.
Más fácil de encontrar y reponer.
Y si aún duda, piense en esto: ¿qué otro extintor le apaga el fuego de una freidora, un ordenador y una instalación de gas con la misma eficacia? Exacto, ninguno.
Respirar el polvo del ABC no es como oler una flor. No mata, pero tampoco conviene inhalarlo a pulmón abierto. Si lo utiliza en espacios cerrados, ventile cuanto antes. Y si empieza a toser como si estuviera viendo una película de drama social, salga al aire libre. El extintor apaga el fuego, pero no da masajes.
Deje de mirarlo como si fuera un adorno rojo en la pared. No lo es. Es una herramienta de emergencia, un salvavidas, una barrera contra el desastre. Sepa qué es un extintor de polvo ABC, características y usos, y no deje que la ignorancia juegue en su contra.
Y por favor, que no se le pase el calendario: recuerde cada cuánto se revisa un extintor y hágalo. No cuesta nada y puede salvarlo todo.
Y no se le ocurra, ni por un momento, caer en expresiones tontas tipo “en el contexto de la prevención de incendios” o “en el mundo de los sistemas de seguridad”. Aquí hablamos claro: esto salva vidas.
Si usted no lo tiene, cómprelo. Si lo tiene, revíselo. Y si lo usa, hágalo con cabeza.