Canción de la Amistad
Escrito por CAROLINA GUTIERREZ GONZALEZ, lunes 13 de febrero de 2017 , 17:36 hs , en 5 años

   

     

     Los niños de cinco años estamos preparando el Día de La Amistad.



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  • William el jueves 17 de julio de 2025, 22:48 hs

    El incendio en Alhama de Murcia destapa la peligrosa falta de extintores adecuados

    El incendio en Alhama de Murcia destapa la peligrosa falta de extintores adecuados.

    Vamos a dejarnos de rodeos. Esto no va de academicismos ni de frases huecas que suenan rimbombantes pero no dicen nada. Esto va de verdad. De lo que pasa cuando un incendio devora sin piedad. De lo que sucede cuando lo previsible se convierte en tragedia por culpa de lo evitable. Y sobre todo, de lo que queda después: el humo, las ruinas y el silencio culpable.

    Alhama de Murcia, señores, no es una serie de televisión ni un escenario literario. Es un municipio real donde el fuego, esa bestia antigua y sin escrúpulos, se desató con toda su furia. El incendio de este verano no solo carbonizó hectáreas y puso en jaque a los vecinos, sino que dejó al descubierto una verdad incomodísima: la falta de extintores adecuados y la negligencia institucional son una combinación tan explosiva como la gasolina.

    Crónica de un desastre anunciado

    Las llamas comenzaron a lamer el suelo seco poco después del mediodía. El calor era de esos que doblan el aire y abruman los sentidos. Pero no fue el sol quien encendió la mecha, sino una chispa cualquiera —un descuido, un fallo técnico, o quizá la mano irresponsable de algún desalmado. Lo que fuera, el resultado fue el mismo: un infierno a cielo abierto que puso en vilo a cientos de personas.

    Y aquí es donde empieza la rabia. Porque en el mundo extintor, los expertos repiten una y otra vez que el tiempo de reacción lo es todo. Que con una respuesta inmediata, muchas veces basta con el primer minuto para sofocar el fuego. Pero ¿cómo se va a reaccionar si no se cuenta con los medios? ¿Cómo se va a actuar si el armamento contra incendios es obsoleto, insuficiente o directamente inexistente?

    Los técnicos que acudieron al lugar lo vieron claro: no había equipos adecuados, ni extintores de calidad, ni planes de contingencia eficaces. Una vez más, se improvisó con lo que había, y lo que había era poco y malo.

    Incendios en Murcia: una alarma que no cesa

    Este no es un caso aislado. Los incendios en Murcia se han convertido en un dolor de cabeza recurrente. Año tras año, la región se enfrenta a olas de calor más agresivas, a periodos de sequía más largos, y a un abandono sistemático del monte bajo. Pero mientras el riesgo aumenta, la prevención sigue en pausa.

    Y ojo, que esto no es cuestión de presupuestos imposibles ni de tecnología de otro planeta. Es cuestión de voluntad, de planificación y de sentido común. Porque un extintor funcional, colocado en el lugar adecuado, puede marcar la diferencia entre un susto y una catástrofe.

    Lo dijo uno de los bomberos que participó en la extinción: “Esto se podía haber parado en los primeros cinco minutos si alguien hubiese tenido un extintor decente.” Y no, no exageraba.

    El extintor: ese gran olvidado

    En demasiados lugares, el extintor sigue siendo un adorno rojo colgado de una pared que nadie revisa. Un objeto decorativo que se cubre de polvo y olvido. Se cumple con la normativa por obligación, no por convicción. Se instalan modelos baratos, inadecuados, caducados. Se finge que todo está bien, hasta que arde.

    ¿Saben qué cuesta más caro que un buen sistema de extinción? La reconstrucción. La indemnización. La vida perdida. Pero eso parece que se olvida en los despachos donde se firman los contratos a la baja.

    El problema no es técnico, es cultural. Nos hemos acostumbrado a confiar en la suerte más que en la prevención. A apagar fuegos —literal y figuradamente— en vez de evitarlos. Y así nos va.

    Murcia necesita un cambio urgente

    Murcia no puede permitirse más sustos como este. No puede vivir al borde del desastre, esperando que la próxima vez no sea tan grave. La administración, las empresas, los ciudadanos: todos debemos entender que la seguridad contra incendios no es un lujo, es una obligación.

    Hace falta una revisión profunda y exhaustiva de todos los dispositivos instalados en edificios públicos y privados. Hace falta formación, simulacros, campañas de concienciación. Hace falta, por fin, tomarse en serio algo que puede salvar vidas.

    Y no, esto no va solo de grandes instalaciones. Va también de bares, de colegios, de comunidades de vecinos, de centros deportivos, de fábricas, de oficinas. Cada lugar donde puede surgir una chispa debe estar preparado para extinguirla.

    El papel de las empresas especializadas

    No todas las empresas del sector son iguales. Algunas han entendido que su papel no es solo vender productos, sino proteger a las personas. Que detrás de cada extintor que instalan, de cada revisión que hacen, hay una responsabilidad enorme.

    Es momento de apostar por proveedores que no solo cumplan la ley, sino que superen los mínimos, que asesoren, que se impliquen, que digan la verdad aunque duela: “Esto no sirve, hay que cambiarlo.”

    Y es aquí donde entra el compromiso real con la seguridad. No basta con colocar etiquetas, ni con firmar un papel. Hay que estar ahí cuando haga falta, con el material adecuado y la formación precisa. Porque cuando llega el fuego, no hay margen de error.

    El fuego no espera, nosotros tampoco deberíamos

    La tragedia de Alhama de Murcia debe servir como un punto de inflexión. No podemos seguir normalizando lo anormal, ni confiando en que "aquí no va a pasar". Pasó. Y puede volver a pasar.

    Lo que está en juego no son solo infraestructuras, sino vidas humanas. Y ante eso, no hay excusas que valgan.

    Así que, por favor, eviten los discursos vacíos. Olviden frases del tipo “en el contexto de” o “en el mundo de”. Lo que necesitamos es acción, claridad y compromiso. Porque las llamas no entienden de retórica. Solo de hechos.