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Escrito por Pepa Hernández Ronco, martes 14 de febrero de 2017 , 17:35 hs , en Religión


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  • Samuel Herrera el miércoles 2 de julio de 2025, 09:34 hs

    Hablando de las bocas incendios equipadas: guardianas silenciosas ante el fuego

    Se pasea uno por un edificio, por un centro comercial, por una nave industrial, y ahí están. Silenciosas. Inmutables. Rojas. A la espera. No exigen protagonismo, pero lo merecen. Son las bocas de incendios equipadas (BIE), esos dispositivos que —cuando todo arde— se convierten en nuestra primera línea de defensa. Y lo que viene a continuación no es una simple descripción técnica. No. Es un acto de justicia. Porque la importancia de contar con bocas de incendios equipadas en cualquier lugar no se mide en normas ni en fichas técnicas. Se mide en segundos. En decisiones. En vidas.

    Hay quien las confunde con decoración institucional. Otros, directamente, no saben ni para qué sirven. Pero si algo hemos aprendido del fuego es que no espera a que alguien lea instrucciones. Por eso, conviene conocerlas. Comprenderlas. Valorar su presencia como lo que son: el primer recurso disponible cuando el fuego irrumpe sin invitación.

    ¿Qué es una BIE y por qué debería importarnos a todos?

    Una boca de incendios equipada es, esencialmente, un sistema fijo de extinción conectado directamente a la red de agua del edificio. No necesita intervención profesional para activarse. Está diseñada para que cualquier persona, incluso sin formación técnica, pueda actuar ante un conato de incendio. ¿Suena a tranquilidad, verdad? Lo es. Y por eso las bocas de incendios equipadas deberían ser una búsqueda habitual para cualquier responsable de seguridad o gestor de instalaciones.

    Estos equipos están formados por varios componentes que deben funcionar como una orquesta bien afinada. Desde el armario que protege el sistema hasta la lanza que dirige el agua con precisión, cada pieza tiene su papel. Una sola avería puede convertir una herramienta vital en un mueble decorativo. Y eso, cuando el fuego aprieta, no es una opción.

    Componentes esenciales de una boca de incendios equipada

    El conjunto está formado por:

    • Armario de protección: Generalmente metálico, resistente al fuego, y señalizado para su rápida localización.
    • Manguera semirrígida: Suele tener entre 20 y 30 metros, enrollada sobre un carrete. Se conecta a una toma de agua de forma directa.
    • Lanza de impulsión: Permite dirigir el chorro de agua, ajustando su forma (directo o nebulizado).
    • Válvula de apertura: Activa el paso del agua una vez desplegada la manguera.
    • Manómetro: Mide la presión del agua, asegurando una salida eficaz para combatir el fuego.

    ¿Resultado? Un sistema al alcance de cualquiera que, bien mantenido, puede salvar un edificio entero en sus primeros minutos de emergencia.

    Ubicación estratégica y normativa de instalación

    Una BIE mal ubicada es casi tan inútil como una que no existe. Por eso, el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI) establece criterios estrictos:

    • Deben colocarse a una altura mínima de 1,20 metros.
    • Es obligatorio señalizarlas con pictogramas normalizados y visibles incluso con humo.
    • La distancia máxima a recorrer hasta una BIE no puede superar los 20 metros.

    Y no solo eso. El número de BIEs y su distribución debe responder a un análisis del riesgo específico de cada instalación. No es lo mismo una nave industrial con disolventes que un centro de formación profesional. Ahí está la clave. Porque en prevención, el contexto lo es todo.

    Por eso, cuando hablamos de BIE, no hablamos solo de herramientas. Hablamos de sentido común estructurado y respaldado por normativa.

    Mantenimiento: porque una BIE olvidada es una BIE inútil

    La instalación de una BIE no es el final de una historia. Es el principio de una responsabilidad. Y esa responsabilidad se llama mantenimiento periódico. Porque una boca de incendios que no se revisa, que no se prueba, que no se conserva, puede convertirse en un engaño peligroso.

    Según el RIPCI:

    • Cada seis meses: Inspección visual. Comprobar el estado de la manguera, la lanza y la señalización.
    • Cada año: Prueba funcional completa. Presión, caudal y funcionamiento del conjunto.
    • Cada cinco años: Revisión integral, incluyendo pruebas hidráulicas y sustitución de piezas deterioradas.

    Y no lo decimos solo nosotros. Según el artículo Protección contra incendios: Todo sobre las bocas de incendios equipadas (BIE), mantener estos sistemas a punto no es una opción, sino una obligación legal y moral. Y razón no les falta.

    Cómo utilizar correctamente una BIE en caso de incendio

    Conocer el procedimiento es crucial. Porque en un incendio, los segundos corren con zancadas largas:

    1. Activar la alarma para alertar a los ocupantes del edificio.
    2. Localizar la BIE más próxima.
    3. Abrir el armario y desplegar la manguera.
    4. Conectar la lanza y abrir la válvula de agua.
    5. Dirigir el chorro a la base del fuego, no a las llamas.
    6. Realizar movimientos horizontales hasta cubrir la zona afectada.
    7. Cerrar la válvula una vez controlado el foco.
    8. Recoger y guardar la manguera con cuidado.

    Y si en algún momento sentimos que la situación nos supera: evacuar. No estamos hablando de ser héroes, sino de ser efectivos. Y saber cuándo dar un paso atrás también es una forma de proteger.

    Preguntas frecuentes sobre las BIE

    • ¿Sirve una BIE para todo tipo de incendios?
      No. Son eficaces para fuegos de clase A (materiales sólidos). No deben utilizarse contra líquidos inflamables o instalaciones eléctricas activas.
    • ¿Qué hacer si la BIE no funciona?
      Avisar inmediatamente al responsable del mantenimiento. Bajo ninguna circunstancia debe manipularse sin formación técnica.
    • ¿Debo formar al personal en el uso de BIE?
      Sí. Aunque no requieren conocimientos técnicos profundos, una formación básica puede marcar la diferencia en caso de emergencia.
    • ¿Dónde obtener más información?
      El RIPCI, la normativa UNE y los profesionales del sector son fuentes fiables y actualizadas.

    Las BIE, las invisibles imprescindibles

    Se dice que el mejor incendio es aquel que nunca ocurre. Pero si llega a suceder, que nos pille preparados. Contar con bocas de incendios equipadas no es solo cumplir la ley: es proteger lo que más importa. Instalarlas bien, mantenerlas mejor y conocerlas a fondo es una inversión en tranquilidad. Porque cuando el fuego llama a la puerta, no hay segundas oportunidades. Solo acción.